Un lujo es algo que está fuera de la normalidad, aunque lo cierto es que en la cotidianidad compramos y hacemos cosas que más que necesidades, son excesos. Sin embargo, en esta cuarentena hemos tenido que reducir esos gastos innecesarios y dejar de hacer cosas que antes hacíamos con tanta regularidad.

Todos los sectores económicos se han visto afectados debido a la pandemia, desde el estrato más bajo hasta el más alto, en cada región y en cada país. Empresas que antes eran las más pudientes, decayeron y muchas de éstas incluso tuvieron que cerrar, puesto que la pérdida es muchísimo más grande de lo que son las ganancias.

Pero esto no es lo único, sino también nuestras costumbres y hábitos, dentro de los cuales estaban frecuentar sitios como restaurantes, tiendas y centros comerciales, en los que consumíamos cosas desmedidamente. Sin embargo, estos meses en los que hemos estado en cuarentena, comprar sin límites no es una opción, debido a que tenemos que priorizar nuestros gastos, y hemos aprendido que comer en casa es algo saludable y delicioso, y que no es necesario comer en restaurantes constantemente; así que para cuando pase la pandemia, habremos aprendido la lección y dejaremos de consumir compulsivamente…o no. Tal vez estaremos tan desesperados por sentir que nuestras vidas están de vuelta, las que antes vivíamos, que podemos hacer todo lo que antes hacíamos, que cuando se nos permita, iremos a todas las tiendas de ropa y querremos las nuevas colecciones, cachivaches innecesarios y comeremos en un sitio diferente cada noche.

Así que debemos preguntarnos ¿realmente reduciremos nuestro consumismo? O, será que cuando nos muestren todos los lujos que podemos adquirir ¿iremos corriendo por ellos? Aunque queramos convencernos de lo contrario, somos seres humanos y tenemos debilidades, nos gusta sentirnos prestigiosos y exuberantes, pero no debemos utilizar eso como una excusa para conseguir cosas que están de más y que no necesitamos para tener una mejor calidad de vida y menos para no cambiar esa actitud.

Para cuando tengamos de nuevo la oportunidad de cumplir todos nuestros deseos excesivos, tendremos que pensar antes si esas cosas nos harán más felices y si saciarán alguna necesidad, o si en cambio nos volverán personas superficiales y vacías.

 

Susana Gómez Velásquez